Desde el momento que nos quedamos embarazadas el cuerpo activa muchos cambios hormonales y emocionales. En todo ese proceso es muy importante saber que nuestro bebé y nosotras somos uno. Todo lo que nosotras sentimos y vivimos también lo vive nuestro bebé.
Después de 9 meses de embarazo llega el momento del parto. El momento de ver la cara a tu bebé, de abrazarlo y cuidarlo. Es un momento muy intenso y emocional. Toda esta ola emocional que experimentamos queda grabada en forma de código emocional en la memoria de nuestro bebé.
Es muy curioso no le damos valor a este momento tan importante que vivimos en nuestra vida, A nuestro primer contacto con el exterior. Es un impacto, es el contraste que vivimos de pasar del vientre de nuestra mamá al mundo.
Cuando estamos en el útero de mamá, vivimos en un entorno protegido, cuidado, es el paraíso y al nacer nos sacan del edén. El edén es vivir unido plenamente a mamá. Son uno mamá y él.
Aunque nos parezca extraño esto nos marcará en cómo nos movemos en nuestra vida y nuestra capacidad por ir por aquello que queremos y por nuestros deseos.
El bebé no tiene control del parto está entregado a la energía del momento, del entorno y de todas aquellas personas que se encuentran allí. Por ello va ha absorber toda la experiencia al detalle, se fusionará en ella.
Va a ser una experiencia dolorosa por fácil que vaya el parto. El bebé deja el edén y se hace camino para salir al mundo aunque a veces no quiera ir. Ejemplo de ello son los partos inducidos, cesárea etc…Por ello muchas personas de adultos prefieren quedarse en lo controlable, en lo estable en vez de ir a buscar su real propósito de vida, sus sueños.